domingo, 16 de septiembre de 2012

El desconcierto generalizado

Frente a los acontecimientos de publico conocimiento mediático...desde donde sea el soporte del cual se haya manifestado (pantallas televisivas, pantallas de PC, pantallas de celulares, papel de diario, etc etc etc), del cual la "sociedad" toda ha hecho gala de lo que piensa (¿?) o de lo que tiene gana de escupir (como si la espontaneidad o la reactividad de nuestros dichos sean necesarios "publicar"), y ha puesto de manifiesto una sociedad enfrentada y embanderadas por principios supuestamente irreductibles, pues se me diò por transcribir esto de Zygmunt Bauman...coincidencia es pura coincidencia...

"Pero también existen otras cosas que no conocemos y que, mientras permanezcamos sociològicamente ingenuos, no podremos conocer a partir de lo que experimentamos. Ya que ocasionalmente escuchamos acerca de lo que hacen los demás, y ya que lo que les ocurre a ellos afecta de algún modo nuestra propia vida y las posibilidades de vivirla del modo en que quisiéramos vivir, debemos suponer que cabe la posibilidad de que estemos viajando todos juntos a bordo del mismo avión super Jumbo; lo que no sabemos es quién -si es que hay alguien allí. ocupa la cabina del piloto. Hasta donde sabemos, la cabina podría estar vacía  y los mensajes tranquilizadores que nos transmiten pos los altavoces podrían haber sido registrados en un momento desconocido, en un lugar que nunca habremos de visitar, por gente a la que nunca llegaremos a conocer. Difícilmente podamos confiar en la pericia impersonal del piloto automàtico, porque todo el tiempo hemos estado escuchando y observando noticias que son cada vez màs perturbadoras: que la gente en las torres de control no ha podido ejercer ese control, y ha contribuido asì al caos en vez de defender el orden. Por ende, no podemos estar seguros de cuàl es el aeropuerto hacia el que nos dirigimos, y menos aùn de cuàl serà aquel en el que eventualmente aterricemos. Finalmente, de manera menos acuciante, no tenemos ni la màs mìnima idea de què puede hacer, individual o colectivamente, gente como nosotros, pasajeros de un avión super Jumbo, para influir en la situación, cambiándola o mejoràndola, especialmente en cuanto al rumbo de la aeronave en la que estamos encerrados todos.
Ese parece ser el quid de la cuestión; se trata, ciertamente, del punto critico en torno al cual giran las posibilidades para el renacimiento de la sociedad. Lo que parece haberse esfumado (si ha sido para siempre  o sólo por el momento, es algo que queda aún por descubrir) es la imagen de la sociedad como "propiedad común  de sus miembros, cuyo cuidado, dirección y administración es posible concebir, al menos en un principio, en común; la creencia de que cualquier cosa que cada uno de sus miembros haga o se abstenga de hacer es relevante tanto para la sociedad como un todo como para cada individuo en particular; asì como se ha esfumado la confianza en que "juntos podemos hacerlo" y la convicción de que hacerlo o no hacerlo hacen una diferencia, la ùnica diferencia que en verdad cuenta".

Zygmunt Bauman, La sociedad sitiada, Primera parte "La polìtica global", en Tras la esquiva sociedad, "¿Se levantaràn los muertos?" pàgina 66. FCE




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