sábado, 28 de julio de 2012

Foco Abril 2012. Publicado en Puebla Revista


Recursos y territorio




A mediados del siglo XIX la visión que se tenía de nuestro país era la de un territorio con recursos naturales en abundancia y de recursos humanos en escasez. Por eso en las primeras décadas de vida independiente la preocupación por conservar esos recursos casi no existió.
Las sociedades han utilizado o explotado o apropiado los territorios para su subsistencia, con criterios más sustentables unos (los pueblos originarios han tenido ese marco en la explotación del territorio) y otros en términos no tan santos. ¿Qué es el territorio entonces? El territorio es el lugar donde ocurren las relaciones sociales. Cuando hablamos de territorio nos referimos a esa extensión delimitada que incluye relación de poder y posesión de un individuo o un grupo social; condensa límites soberanos, de propiedad, de vigilancia y jurisprudencia. Sin embargo, todo territorio es espacio de conflictos al ser producto de construcción histórico social.
Un ejemplo notable de un conflicto de esta naturaleza es la que genera un tema tan complicado de abordar como lo es, lo acontecido el 2 de abril de 1982, es decir la Guerra de Malvinas dónde se enfrentaron las fuerzas británicas con las fuerzas argentinas. Gestionada por Adolfo F. Galtieri presidente de facto dentro de un régimen que se había iniciado seis años atrás. A partir del año 2000 se recuerdan a los veteranos y caídos en esa guerra.
Desde el siglo XIX  las Islas Malvinas fueron usurpadas por la Corona Británica, relacionado este evento con el control de pasos estratégicos y la apropiación de recursos. Estos últimos se necesitaban para el frío invierno europeo  y eran cubiertos con las pieles de animales y la grasa que servía para iluminar casas y calles.  Cuando en 1820, Jewett en nombre del gobierno argentino toma posesión de las Islas, había 50 buques entre ingleses y norteamericanos dedicándose a la caza de anfibios y la matanza del ganado de las islas. Para obtener un litro de aceite, se mataban 17,5 pingüinos. Esta cifra se manejaba en 1882, cuando ya habían sido usurpadas.
Si todo territorio es espacio de conflicto, no es menos lo que sucede con nuestro reclamo territorial sobre las islas. Es un tema que de alguna forma también incómoda a la ciudadanía en tanto el trato que se merece, las pasiones que despierta, el reconocimiento tan esperado por muchos que al regresar de tan triste empresa se encontraron que la sociedad argentina les dio la espalda identificándolos con el Gobierno de facto que los había enviado.
Recuerdo que cuando tomaron las islas, un docente del cuerpo directivo paso por las aulas anunciando que tropas argentinas habían tomado las islas, todos vivaban la cuestión y mi compañera de atrás (Alejandra Gevara) dijo: ¡¡¡Hey!!! No festejen va a morir gente. Obviamente en el murmullo generalizado sus palabras se perdieron.  Los colimbas, que eran jóvenes que al terminar la secundaria cumplían el servicio militar obligatorio, fueron enviados  sin pertrechos adecuados, sin preparación militar y abandonados a su suerte en las Islas. Un familiar político, falleció en las islas, por buscar alimentos al pisar una mina conocida como “caza bobo” porque estaban hambrientos (no eran abastecidos de alimentos) y es uno de los tantos testimonios que muchos argentinos conocemos.
También se han multiplicado los suicidios luego de este conflicto, tanto entre los británicos como entre los argentinos. En ambos bandos la excusa para iniciar una guerra era mantener un régimen que perdía poder. Terminada la guerra se desvaneció la euforia nacionalista y muchos ex combatientes percibieron que quedaban incluidos en una historia de ribetes dolorosos y lamentables para toda la ciudadanía. Se cumplen treinta años de aquellos sucesos. Estos generaron que el pueblo saliera a las calles y pidieran el fin del régimen militar. La gesta esta en que Argentina volvió a la democracia. Y no es un dato menor para apreciar.

Bibliografìa:
“Malvinas, historias breves y sentimientos” Salvador Antonio Vargas, editorial Dunken
“Memoria verde” Historia ecològica de la Argentina. Antonio Elio Brailovsky y Dina Foguelman, ed. Debolsillo

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