En conquistas vanas
marcha el militante
sus heridas abiertas
en la indiferencia clandestina.
El horror del que tiene
en ironía bienes
con cinismo impone
supremacía política sobre los dolores.
Y sobre el poder de poseer
los desposeídos en regimientos crecen
en dolor, en angustias, en garras encendidas.
El odio prende la mecha
conquista corazones e imperio genera en razones.
Impone su voluntad férrea
en manos asesinas
en certera consecuencia
a los inocentes masacre perpetra.
No valen torres, ni guerras preventivas,
ni muros, ni armas perfectas, y
no valen perdones y enmiendas.
Ya que el daño hecho esta
en dolor y violencia
imperan
fin de los tiempos se avecina
y con el genocidio en un puño
el militante fundamenta la muerte de una inhumanidad hundida.
Mariana T.
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